El acoso escolar o
bullying tiene múltiples factores que hacen más compleja su aproximación e
intervención. El concepto ha sido tergiversado y hasta se utiliza en las
conversaciones en un tono de chiste. Es lamentable que se desvirtúe su
significado porque se minimiza sin darle la importancia que tiene. En Puerto
Rico son cientos los casos de bullying que suceden en las escuelas públicas y
privadas. Solamente algunos son de conocimiento público debido a la magnitud
del impacto en las víctimas.
Pero ¿que hay de
aquellas situaciones más sutiles de acoso? En estos casos los que reciben los
efectos del bullying, siguen sufriendo en silencio por temor y miedo. En muchas
escuelas reina la indiferencia y peor aun, domina el miedo. En las escuelas
privadas también existe el acoso escolar, aunque muchos lo nieguen. Los
estudiantes de las escuelas públicas y privadas son iguales en tanto comparten
el mismo estatus social, son estudiantes, son similares en sus gustos por la
música, la moda y las tendencias tecnológicas.
Por otro lado está
la familia que puede ser parte del problema pero al mismo tiempo es clave para
la solución de este mal social. La tarea de terminar con el acoso escolar es un
compromiso de todos. Tomar a chiste o minimizarlo va llevándonos a la insensibilización
por el dolor del otro, sin esperanza de solución.