El año pasado en Puerto
Rico, el Hon. Rafael Román Meléndez, Secretario de Educación, anunció la
“nueva” política pública para prevenir el bullying con la carta circular número
10 2015-2016, atemperada con la Orden Ejecutiva 2015-012. En ella establece una
distinción clara para prohibir el acoso escolar hacia los estudiantes debido a
su orientación sexual y por identidad de género. En la Orden Ejecutiva
2015-012, se presentan estadísticas sobre la magnitud del bullying en los
estudiantes lgbt. Sin embargo, no se incluyeron las estadísticas de otros
grupos de estudiantes que también sufren los efectos de este fenómeno. Se debe
tener cuidado de ofrecer énfasis hacia unos grupos de estudiantes, mientras se
ignoran otros, sin perder de perspectiva que también son impactados por los
agravios del acoso escolar.
Recordemos que en Puerto
Rico no se tienen estadísticas sobre los aspectos relacionados al bullying,
incluyendo los grupos que son más acosados. En los Estados Unidos además de los
datos para los estudiantes lgbt, existe evidencia contundente que los
estudiantes que presentan condiciones físicas y mentales como los que tienen
obesidad y los que padecen el trastorno del espectro autista (Asperger),
también son afectados por el acoso escolar. De hecho, un grupo considerable de
estudiantes que tienen alguna condición mental tienen roles duales en la
dinámica del bullying (acosador/víctima), dejando ver la complejidad de este
problema social.
Todos los estudiantes de
nuestro país tienen el derecho de contar con los mecanismos adecuados que los
cobijen y los amparen contra el acoso escolar. Ninguna categoría de bullying o
grupo afectado puede ir por encima de otro porque estaríamos minimizando y
desatendiendo a unos grupos de estudiantes que igualmente merecen prioridad de
intervención. No se debe dejar de lado a otros que por sus características
físicas, condiciones de salud mental, limitaciones académicas y
particularidades relacionadas a la raza, país de origen o la religión, también
pudieran estar siendo impactados, requiriendo similar importancia y protección
con relación al maltrato entre estudiantes.
Es necesario mencionar y
brindar garantías de cobertura a todo el estudiantado, sin establecer
preferencias, para dar ejemplo de un acto inequívoco de justicia y de verdadera
igualdad. Consideremos y actuemos dirigidos por el mejor interés de toda
nuestra población estudiantil; que ningún estudiante se quede atrás en la lucha
contra el bullying en Puerto Rico.
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