jueves, 16 de junio de 2016

El bullying y el cyberbullying combinados: Más dañinos que el cyberbullying solo


Recientemente la universidad de New Hampshire en los Estados Unidos, realizó un estudio con una muestra de 791 jóvenes entre 10 a 20 años de edad. Los hallazgos demostraron que el 31% fue objeto de bullying y cyberbullying; mientras que el 15% fue a través del internet y otros artefactoselectrónicos. Estos resultados destacan que siempre se trata al cyberbullying como algo aparte del bullying. Sin embargo, la realidad de estas situaciones es que muchas veces, lo que comenzó con bullying, continúa con el acoso cibernético, convirtiéndose en un doble, teniendo mayor impacto en la víctima. Un dato relevante del estudio fue que el 54% de los encuestados informó haber sido objeto del bullying tradicional. Esto sugiere mayor daño de este tipo de acoso y nos alerta sobre el riesgo de repercusiones de ser objeto de cyberbullying. No se puede negar que los niños y los adolescentes pasan mucho tiempo utilizando la tecnología y mucho menos no se puede subestimar el potencial de riesgo en los menores de edad. Por lo cual es importante que los padres sepan y eduquen a sus hijos de que en la comunicación cibernética:

1. Hablar o enviar mensajes por internet no es lo mismo que hablar cara a cara. Lo que hablen o envíen por internet, se puede difundir fácilmente, con las repercusiones que esto conlleva.
2. Lo que hagan por internet, los pueden hacer sentir desinhibidos, aumentando el potencial de insensibilidad y en muchos casos, puede aumentar la crueldad.
3. Escribir o colocar mensajes acerca de los sentimientos en el espacio virtual, puede llevar a que esas emociones escalen a un peor estado de ánimo.
4. Es muy difícil escapar de una situación de acoso en el ciberespacio, por lo tanto, explíquenle a sus hijos la importancia de apoyar a los que pasan por esta mala experiencia.
5. Es probable que el cyberbullying, tengan un impacto que el bullying tradicional. El hecho de no ser un acoso cara a cara, no quiere decir que no duela.

miércoles, 8 de junio de 2016

¡Que ningún estudiante se quede atrás!

El año pasado en Puerto Rico, el Hon. Rafael Román Meléndez, Secretario de Educación, anunció la “nueva” política pública para prevenir el bullying con la carta circular número 10 2015-2016, atemperada con la Orden Ejecutiva 2015-012. En ella establece una distinción clara para prohibir el acoso escolar hacia los estudiantes debido a su orientación sexual y por identidad de género. En la Orden Ejecutiva 2015-012, se presentan estadísticas sobre la magnitud del bullying en los estudiantes lgbt. Sin embargo, no se incluyeron las estadísticas de otros grupos de estudiantes que también sufren los efectos de este fenómeno. Se debe tener cuidado de ofrecer énfasis hacia unos grupos de estudiantes, mientras se ignoran otros, sin perder de perspectiva que también son impactados por los agravios del acoso escolar.
Recordemos que en Puerto Rico no se tienen estadísticas sobre los aspectos relacionados al bullying, incluyendo los grupos que son más acosados. En los Estados Unidos además de los datos para los estudiantes lgbt, existe evidencia contundente que los estudiantes que presentan condiciones físicas y mentales como los que tienen obesidad y los que padecen el trastorno del espectro autista (Asperger), también son afectados por el acoso escolar. De hecho, un grupo considerable de estudiantes que tienen alguna condición mental tienen roles duales en la dinámica del bullying (acosador/víctima), dejando ver la complejidad de este problema social.
Todos los estudiantes de nuestro país tienen el derecho de contar con los mecanismos adecuados que los cobijen y los amparen contra el acoso escolar. Ninguna categoría de bullying o grupo afectado puede ir por encima de otro porque estaríamos minimizando y desatendiendo a unos grupos de estudiantes que igualmente merecen prioridad de intervención. No se debe dejar de lado a otros que por sus características físicas, condiciones de salud mental, limitaciones académicas y particularidades relacionadas a la raza, país de origen o la religión, también pudieran estar siendo impactados, requiriendo similar importancia y protección con relación al maltrato entre estudiantes.

Es necesario mencionar y brindar garantías de cobertura a todo el estudiantado, sin establecer preferencias, para dar ejemplo de un acto inequívoco de justicia y de verdadera igualdad. Consideremos y actuemos dirigidos por el mejor interés de toda nuestra población estudiantil; que ningún estudiante se quede atrás en la lucha contra el bullying en Puerto Rico.