Aunque en los últimos años hemos tenido avances en cuanto al
conocimiento del acoco escolar o “bullying”, hemos visto que todavía las
escuelas cometen varios errores a la hora de enfrentar este problema. Cuando no
se hace la intervención adecuadamente el problema puede escalar hacia mayores dificultades. Esto afecta el clima de convivencia en la escuela, perjudicando el
proceso de aprendizaje entre otras consecuencias. Por lo tanto, es esencial que
los administradores escolares no solo implementen estrategias de prevención e intervención,
sino que se aseguren de que todo el personal escolar tiene el compromiso y la
actitud correcta (sin negación) para combatir el “bullying”. A continuación les
presento algunos de los errores más comunes que cometen las escuelas a la hora
de intervenir. El propósito no es de acusar ni recriminar, más bien el objetivo es provocar una reflexión hacia un cambio de postura por el bien de toda la comunidad
escolar:
1.
Encubrir: en
muchos casos el personal directivo atiende con transparencia la situación de “bullying”
al momento de hablar con los padres, sin embargo, hay otros que tienen miedo de
las repercusiones que puedan caer sobre su escuela y proceden a ocultar el
problema. Esto es un grave error. Es una decisión no responsable y también puede
tener repercusiones legales. Además, coloca a la víctima de “bullying” a merced
de agravios mayores.
2.
Negación: a veces, los adultos dicen
que ellos no han visto el “bullying” en su escuela. Esto es falso. El “bullying”
puede ocurrir en cualquier escuela; en unas, los incidentes son más leves que
en otras pero ocurre. En ocasiones el “bullying” se manifiesta de forma
indirecta. Asumir la negación pone a los estudiantes en gran riesgo. Si al
momento no hay incidentes de acoso, el personal escolar debe continuar
trabajando intencionalmente para ser de la escuela una zona libre de maltrato entre estudiantes.
3. Ignorar:
en ocasiones algunos maestros se pueden sentir tentados a ignorar alguna situación
de “bullying” porque piensan que es algo sin importancia o insignificante. Pero, ignorar
estas pequeñas faltas pueden ser la antesala de grandes atropellos. Entonces, si se mantiene esta actitud se afectaría la
convivencia, los agresores saldrían impunes, las víctimas maltrechas y reinaría
un ambiente de miedo en la escuela.
4. Confundirlo:
lamentablemente el “bullying” se menciona o se identifica muchas veces como una simple pelea
entre estudiantes. Esto ocurre porque se ha observado que puede existir una
falta de conocimiento en evaluar correctamente cuando se trata de una situación
de “bullying”. Recordemos que el “bullying” tiene que ser constante, con la intención
de hacer daño y que exista un desbalance de fuerzas, psicológicas, físicas o
sociales.
5. Falta de seguimiento: tal vez
por las diferentes exigencias y complicaciones que tiene cada escuela, a veces no
se ofrece un seguimiento continuo en cotejar si la situación ha cesado. Al
mismo tiempo, existe una falta en proveer un ambiente escolar seguro especialmente
para la víctima. A veces no se mantienen
en el tiempo las conversaciones con los padres cuando ellos son los primeros
responsables de sus hijos.
Se ha comprobado que muchas escuelas citan a los padres para
conversar y buscar soluciones y estos no asisten, especialmente si son los
padres de los acosadores. Cuando se tiene este tipo de situación, la escuela
tiene la autoridad en Ley para advertir a los padres de las posibles
repercusiones que esto podría tener. Con esto no se tiene la intención de señalar
culpables; al contrario, estamos
revelando para crear cambios de conciencia y provocar compromiso.
Combatir el “bullying” es una responsabilidad de todos.