Todos sabemos que el bullying ha existido desde hace mucho tiempo en las escuelas. No es un problema nuevo. Sin embargo, debido a todo el auge que ha tenido, tal parece como si el asunto hubiese caído del cielo por arte de magia. Estamos hablando de un fenómeno mundial que hace mucho daño a los que son objeto de acoso. Sin embargo, también los que cometen el bullying sufren consecuencias muy serias, así como los que observan el maltrato. Esta dinámica convierte al bullying en un problema social donde todos los estudiantes son impactados en algún grado.
En muchos países, se han tomado medidas con el propósito de erradicar este mal social. Algunos enfoques son más punitivos que otros. El abordaje a este fenómeno debe ser uno sistémico porque el mismo envuelve no solo a los estudiantes sino que también están entrelazados otros entes como la familia, el personal escolar, la comunidad y los medios de comunicación. Se deben evitar posturas reduccionistas y de negación sobre el bullying porque esto acrecienta el problema.
El gobierno de muchos países también han intervenido con la creación de Leyes que están encaminadas a ofrecer una dirección sobre el manejo del problema. No obstante, en algunos países la mirada al bullying incluye medidas punitivas, olvidando que tiene que existir una aproximación restaurativa para el estudiante y su entorno.